martes, 24 de abril de 2012

ábrete, biblioteca

Cerraron de un portazo mi biblioteca.
Se fueron de un portazo
recuerdos de niñez y adolescencia.
Recuerdo tarde llenas de libros,
reuniones con amigos,
investigar, conocer, disfrutar
memoria de un rincón
y de unas llaves que abrían todos los armarios.
Si no es vergonzoso llorar
lloraré por el paraíso perdido.
Una gran tijera amenaza todo.
Un monstruo afilado sigue su camino
y no nos deja nada a su paso.
Ábrete, biblioteca.
Desafía al monstruo.
Que ningún niño ni adolescente
deje de tener sus recuerdos,
su mirada prendida en un libro.
Ábrete, biblioteca
No nos dejes a oscuras.


Fabulando

EL LOBO Y EL CAPARAZÓN
Andaba por el bosque
un viejo lobo hambriento, 
y con ansias de sed,
a un lago cercano fue corriendo.

Cuando de beber agua terminó
en lo alto de una roca
creyó ver a una tortuga
y a por ella se lanzó.

Solo halló el caparazón
porque tal vez la molla se esfumó
y con ansias de averiguarlo
quería abrirla de un tirón.

Con un palo cercano, palanca
le intentó hacer, pero tras
muchos intentos con otra
cosa quería probar tal vez.

"Esta tortuga no sale"
dijo el lobo enfadado
y con el caparazón en sus zarpas,
al suelo lo lanzó y se hizo pedazos.

Ni rastro de la tortuga
tal y como el lobo lo había imaginado,
que por curioso y desesperado,
sin cena se había quedado.

Judit García 1º A




El mono y la bronca

Érase un mono que se llamaba Patricio al que no le gustaba nada la lentitud. Todos los días se iba al trabajo en coche porque el lugar donde trabajaba estaba lejos. Él trabajaba en una fábrica de triturar plátanos para los zumos que se venden en las tiendas.

Un día por la maqñana, se estaba vistiendo muy rápido y la camiseta se le rompió. Desayunó tan rápido que se echó la leche encima. Su mujer le dijo:
- Para ir al trabajo ve despacio, que ¡con el día que llevas hoy!
Salío de su casa, cogió el coche y se fue de inmediato al trabajo. ël intentaba ir despacio pero eso le estresaba. Entonces fue pisando el acelerador poco a poco. De repente, vio un camión que llevaba delante, frenó pero lo pilló la poli y le pusieron una multa por ir tan deprisa. 

Cuando llegó del trabajo , vio a su mujer esperándolo en la puerta de su casa. Su mujer le echó la bronca por la multa y por el estado de la camiseta. Desde entonces, el mono Patricio se ha vuelto paciente.

Moraleja : Las prisas no so siempre buenas. Más vale ir seguros auqnue vayas mas despacio.